Dejan de brillar las luces
y una mano se alza
entre mujer y mujer
una mano desviste,
la otra, quita aquí y allá
sacude y ordena los cabellos
acompaña,
eriza en círculos y se oye
apenas
pero se oye
el veloz descenso de la cremallera.
Guardado en lo hondo
escapa un gemido
una mujer pierde la mirada
en el vientre de la otra. La otra
respira, respira intentando
concentrar su movimiento,
al tiempo que un beso
rompe
la continuidad de su modestia
¿Para qué, querida, vamos a aguantarnos?
Tu falda se ha vuelto cetro
y quiero decirte
yo, la olímpica puta que se moja
cuando la tocás
quiero decirte, ahora que estoy
desnuda
apoyada en tu pubis, tensa
que amo a otra
que en verdad sos vos,
pero te soy infiel desde el comienzo.
¿Cómo, querida, con esos ojos zarcos
barnizados tres veces ida y vuelta,
pudiste engañarme idealizándome tanto?
¿Cómo no me veías realmente así de loca
y de siniestra y tan propensa al llanto o a las anginas?
Una vez más tu aliento se estaciona a la altura
de mi útero y tu lengua traza un surco en diagonal
me saltan todos los hijos que no tendremos
soy quien visita tu abandono y tu desidia
soy la puta en llamas y en llanto
la que te advierte que el amor es un capricho heroico
un avatar desnudo
el amor es tomar frío en una plaza
y perdón, querida, por inventar esta historia
ahora que te ronroneo al cuello
solo quería elogiar el perfil de tu nariz perfecta
cuando mi madre,
se volvió en mis pensamientos para verme.
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